Petroglifos de Carabobo: una introducción al estudio de los rostros o máscaras de la cuenca tacarigüense
Leonardo Páez
Museo Parque Arqueológico Piedra
Pintada
Ponencia presentada en el III Congreso Suramericano de Historia. Simposio "Kabána Kuari... Los escritos grabados en roca en el tiempo de la creación". Universidad de Los Andes, año 2007.
Resumen
A continuación presentamos, como contribución al estudio
de las manifestaciones rupestres del estado Carabobo, un preámbulo de análisis
y descripción de las figuras antropomorfas conocidas comúnmente como rostros o
máscaras, abundantes en la simbología de la región centro-norte venezolana,
dejando el camino abierto a una investigación más extensa que haga posible
refrendar la importancia del estudio rupestre para la comprensión del pasado
prehispánico venezolano.
Los reportes conocidos de yacimientos de Petroglifos en
la cuenca hidrográfica del Lago de Valencia suman hasta la fecha 28, de los
cuales 23 se encuentran en el estado Carabobo, bienes de interés arqueológico
que representan una fuente de memoria colectiva e instrumento de estudio
histórico-científico para la reconstrucción del pasado prehispánico de la
región.
Los petroglifos de la región centro-norte del país
evidencian la preponderancia de la representación del rostro humano, ejecutado
de múltiples formas, la mayoría de los casos formando un único diseño y en otros
sobresaliendo por su tamaño con respecto al cuerpo.
De un total de 714 diseños estudiados, y de acuerdo a
los motivos y elementos asociados, estableceremos un análisis descriptivo,
subordinado a nuevos planteamientos que de la discusión y comparación de nuevos
datos o puntos de vista puedan avenirse para el avance de este tema.
PALABRAS CLAVES: Petroglifo, registro, análisis, descripción, Carabobo.
Introducción
La Cuenca
del lago de Valencia abarca la
mayor porción de los
Estados Carabobo y Aragua de
la región centro-norte
venezolana. Tiene una extensión
de siete mil ochocientos kilómetros cuadrados de superficie. Sus límites son
por el oeste la Sierra de Nirgua, por el este la Cuenca del río Tuy, por el
norte la Cordillera de la Costa y por el sur la Serranía del Interior. Está
formado en una fosa tectónica que se prolonga a los valles del Tuy, separando
la Cordillera de la Costa de la Serranía del Interior, sucesión montañosa que
hacia el sur desemboca en los llanos centrales y divide la Cuenca con la del
río Orinoco. Su suelo es relativamente plano, con la excepción de dos ramales
montañosos que señalan los linderos de los estados Carabobo y Aragua.
En el centro se encuentra el lago, a
cuatrocientos dos metros sobre el nivel
del mar (m.s.n.m.). Mide unos 30 Km. de largo por 20 Km. de ancho y
profundidad máxima de 70 m. Admite las aguas de 22 riachuelos y quebradas,
en su
mayoría en épocas
de lluvia, siendo el principal de
ellos el río Aragua. Posee 13 islas: Tacarigua o del Burro, Otama, Caigüire, El Horno, el Zorro, Burrito, Bruja,
Brujita, El Fraile, Cura, Cucaracha, Las Piedras y Los Chivos.
Aproximación a la cuenca del lago de Valencia en el contexto de los estados Aragua y Carabobo, región Centro-norte venezolana. Infografía: Leonardo Páez. |
El rostro humano en la
representación rupestre
Los petroglifos de la región centro-norte del país
evidencian la preponderancia de la representación del rostro humano, ejecutado
de múltiples formas, la mayoría de los casos formando un único diseño y en
otros sobresaliendo por su tamaño con respecto al cuerpo. En éstas, domina el
equilibrio proporcionado por la simetría y el uso de líneas curvas, encontrando
variedad que van desde lo sencillo a lo complejo, con diferentes técnicas de
ejecución, algunas con un mínimo golpeteo y otras de surco bien definido y
suavizado. Se observan motivos cuadrangulares, circulares, concéntricos,
triangulares, ovales, puntiformes, anteniformes, radiantes, espiroidales.
Cada diseño es único e irrepetible, bajo el concepto de
ser el resultado de la asociación de varios elementos y motivos, conformando
conjuntos complejos, directamente proporcionales a la cantidad de elementos y
motivos integrantes: mientras más recargado se encuentre el diseño (puntos,
líneas, volutas, círculos, cuadrados) más aumenta su particularidad, teniendo
la posibilidad de establecer comparaciones estilísticas con regiones contiguas
o alejadas geográficamente.
Calco digitalizado de diseño en rostro antropomorfo del yacimiento Los Colorados, municipio Guacara, estado Carabobo. Registro e infografía: Leonardo Páez.
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La Cuenca del Lago de Valencia, reservorio rupestre en peligro
De un total de 28 yacimientos estudiados, 23 corresponden al estado Carabobo. Las Manifestaciones Rupestres son bienes de interés arqueológico que representan una fuente de memoria colectiva e instrumento de estudio histórico-científico para la reconstrucción del pasado prehispánico de la región, expresiones de nuestros primeros habitantes que afortunadamente se conservan hasta hoy. Todos, sin excepción, incluyendo el Complejo Arqueológico Piedra Pintada, actualmente convertido en Museo Parque Arqueológico, están en peligro de perderse irremediablemente por factores naturales e inducidos o provocados por la mano del hombre, pues se encuentran a la intemperie, en su mayoría sin protección ni vigilancia alguna, o en último caso, mal administrados. Aunado a estos elementos de riesgo, todos carecen de inventario, documentación e investigación científica, a pesar de ser por muchos años punto de referencia importante en el estudio de las manifestaciones rupestres de Venezuela.
El estudio y la documentación rupestre
Debemos reconocer que la labor de sistematización del registro rupestre requiere del concurso de múltiples disciplinas, que coadyuve a interpretar acertadamente los acontecimientos acaecidos antes de la llegada de los conquistadores europeos. Varios años ya de labor de campo nos ha permitido recopilar alguna información, la mayoría a la espera de ser transformada en documentos científicos que puedan demostrar la existencia e importancia de este baluarte del patrimonio nacional, a la vez de cooperar en su defensa, promoción y conservación.
A grandes rasgos podemos señalar, y esto sería un tema de posterior discusión, que las técnicas de ejecución de las grafías y su comparación con otras regiones del país, conjuntamente con las similitudes en motivos y diseños, podrían dar luces para el planteamiento de horizontes estilísticos y rutas migratorias de los grupos aborígenes. En ese sentido, los petroglifos de la Cuenca Tacarigüense evidencian diferencias en cuanto a los procedimientos y recursos empleados para su realización. El estudio de estas diferencias se erige desafiante, y debe ser tema de futuras investigaciones.
Clasificación de los petroglifos
De un total de 714 grafías estudiadas, la clasificación de acuerdo al diseño arroja el siguiente resultado:
- Compuestos: 56
- Zoomorfos: 74
- Geométricos: 285
- Antropomorfos: 299
Clasificación de las figuras antropomorfas
De un total de 299 diseños antropomorfos, la clasificación arroja el siguiente resultado:
- Extremidades: 41
- Rostros: 164
- Cuerpo entero: 94
Esto nos conduce a la cifra que nos atañe en el presente estudio, la cantidad de figuras antropomorfas conocidas como rostros o máscaras: 164. De acuerdo a los motivos y elementos asociados a estas grafías, estableceremos una clasificación, extensible a todas las manifestaciones rupestres de este tipo en el país, subordinado a nuevos planteamientos que de la discusión y comparación de nuevos datos o puntos de vista puedan avenirse para el avance de este tema.
De acuerdo a la observación de la composición de un diseño en rostro antropomorfo se deduce que está constituido por tres elementos: la facción o rasgos que componen el interior del rostro, como los ojos, nariz, boca, cejas y/o pintura facial; el contorno que delimita estos rasgos, conformado por formas geométricas como cuadrados, círculos, triángulos, óvalos, entre otros; y los apéndices conexos, asociados a motivos en forma de volutas, líneas rectas, anguladas o curvas. Pero no en todos los casos se aprecian estos tres componentes en la conformación de un rostro; por ejemplo podemos observar algunos de ellos concebidos de manera sencilla por dos puntos y una línea (ojos y boca). Por consiguiente de los tres elementos mencionados, el esencial, el que no debe faltar, son los rasgos o facciones. Sin ellos la posibilidad de identificación o clasificación del diseño como un rostro o máscara se vería comprometida; los otros dos elementos fungirían de complemento o sustento, o desde otra perspectiva de realce en el valor estético, además de convertirse en elemento importante para la presentación (por osados investigadores) de propuestas de significancia.
De lo sencillo a lo complejo. Registro e infografía: Leonardo Páez. |
En base a 164 diseños estudiados, la clasificación arroja el siguiente resultado:
Clasificación de los rostros de acuerdo a los rasgos
· ojos circulares: 84,15% (138);
· boca lineal: 43,9% (72);
· T amazónica: 42,68% (70);
· pintura facial: 31,09% (51);
· boca circular: 19,51% (32);
· ojos ovalados: 15,85% (26);
· boca oval: 6,09% (10).
Clasificación de los rostros de acuerdo a la forma
· cuadrado: 29,3% (48);
· oval: 19,5% (32);
· semi-contorno: 15,3% (25);
· triangular: 12,2% (20);
· circular: 12,2% (20);
· sin contorno: 8,5% (14);
· concéntrico 3% (5).
Clasificación de los rostros de acuerdo a los apéndices
· corporal: 26,8% (44);
· anteniforme: 17,7% (29);
· espiroidal: 13,4% (22);
· ornamental: 12,8% (21);
· radiante: 12,2% (20).
Descripción de un rostro o máscara antropomorfa
En base a la metodología propuesta, la descripción de un rostro o máscara antropomorfa quedaría sujeta a los tres aspectos anteriores, es decir observando la forma del contorno del rostro, los apéndices que de él se desprenden y los rasgos presentes dentro del motivo. Algunos ejemplos derivados serían:
· Diseño en rostro antropomorfo oval con apéndices corporales, pintura facial, T amazónica, ojos circulares y boca oval (fig. 1);
· Diseño en rostro antropomorfo circular, con apéndices anteniformes y radiantes, T amazónica y ojos circulares (fig. 2);
· Diseño en rostro antropomorfo cuadrado, con pintura facial, T amazónica, ojos circulares y boca oval (fig. 3).
Por último, siguiendo lo expresado por Miguel Acosta Saignes (1956), lo cual textualmente dice: “La tarea urgente para el estudio de los petroglifos es la de poseer publicadas suficientes colecciones fidedignas que nos permitan realizar comparaciones.(...)La primera tarea ha de ser la clasificación, desde diversos puntos de vista; la segunda, el estudio de las relaciones entre zonas contiguas; la tercera, el análisis de posibles relaciones entre zonas alejadas en América. Después podrán venir nuevos modos de ver, por ahora impredictibles.”, vemos con urgencia ahondar en la sistematización del registro rupestre, clasificaciones derivadas del análisis de datos y publicaciones científicas que sin especulaciones demuestren su existencia. A su vez, la importancia de unificar criterios, métodos y técnicas en el abordaje del estudio rupestre es esencial para el establecimiento de un discurso que todos los investigadores identifiquemos y podamos entender.
Bibliografía
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Sujo V., Jeannine. 1975. EL ESTUDIO DEL ARTE RUPESTRE EN VENEZUELA. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas.
Sujo Volsky y de Valencia, Ruby. 1987. EL DISEÑO EN LOS PETROGLIFOS VENEZOLANOS. Fudación Pampero.
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