Reseña conferencia de Karolina Juszczyk sobre arte rupestre del centro-norte de Venezuela

La conferencia de Karolina Juszczyk denominada "Arte rupestre del centro-norte de Venezuela: la documentación moderna... y un poco más ;)", organizada por el Grupo de Extensión e Investigación KUPAI de la Universidad Central de Venezuela junto con el Museo Parque Arqueológico Piedra Pintada y el proyecto "Camino de Carabobo... un camino", ofreció una visión innovadora y profunda sobre el arte rupestre del centro-norte de Venezuela. 

Transmitida de manera virtual el 3 de diciembre de 2024 en el canal de YouTube Kupai UCV (https://www.youtube.com/watch?v=Xxl_ZKm5lPE), la arqueóloga polaca presentó resultados preliminares de una investigación interdisciplinaria que abarca trabajos de campo realizados entre 2021 y 2022, reflejando un compromiso apasionado con la reinterpretación de las manifestaciones rupestres del centro-norte venezolano como sistemas de comunicación gráfica con implicaciones culturales y simbólicas de gran alcance.   

En primer término, destaca la determinación de la arqueóloga polaca de desarrollar trabajos de campo en el centro-norte de Venezuela, un área donde las condiciones sociales y económicas presentaban serios desafíos. En 2019, año en que recién proyectaba su investigación, Venezuela atravesaba una crisis aguda que hacía particularmente peligroso adentrarse en los espacios del centro-norte donde se encuentra el arte rupestre, debido a la operatividad de grupos delincuenciales en el área. Este contexto adverso llevó a quien escribe (y por lo menos a otro investigador venezolano del que se tenga referencia) a desaconsejar la realización de trabajos de campo por los riesgos inherentes que podía correr la arqueóloga. Sin embargo, Juszczyk decidió enfrentar estas dificultades y. con admirable determinación, estableció contactos locales y desarrolló estrategias cuidadosas que garantizaron su seguridad y la de su equipo. La conclusión de sus trabajos de campo en estos espacios no solo refleja su dedicación científica, sino también su excepcional coraje y resiliencia. 

El interés de Juszczyk por el arte rupestre venezolano se originó, según sus palabras, a partir de un hallazgo fortuito: un dibujo del siglo XIX realizado por Hermann Karsten sobre la "Piedra de los Indios" en San Esteban, estado Carabobo. Este dibujo, conservado en Polonia, despertó su curiosidad debido al potencial de este tipo de documentos históricos para contribuir al entendimiento del patrimonio cultural venezolano. A partir de esta conexión, decidió centrar su investigación en los petroglifos del centro-norte de Venezuela, un área rica en evidencia arqueológica pero que aún requiere mayores esfuerzos de estudio y conservación.

El resumen realizado por la arqueóloga polaca puso en evidencia la rica tradición en el estudio del arte rupestre venezolano. La misma se remonta a los trabajos de exploradores y científicos del siglo XIX como Alexander von Humboldt, Hermann Karsten, Arístides Rojas y Gaspar Marcano, entre otros. En el caso específico del centro-norte de Venezuela, aludió investigaciones más recientes como las de Ruby de Valencia y Jeannine Sujo Volsky en los años 80, quienes establecieron un catálogo inicial de sitios con petroglifos. Menciona además otros autores que a lo largo del siglo XX y XXI brindaron sus contribuciones al conocimiento de este legado histórico, incluyendo los que aún se conservan activos. 

Karolina Juszczyk se suma entonces a los pocos investigadores de arte rupestre activos en el país, combinando enfoques arqueológicos contemporáneos con herramientas tecnológicas avanzadas, como la fotogrametría y los sistemas de información geográfica, entre otras. El problema de investigación que aborda tiene que ver con la necesidad de reexaminar el arte rupestre más allá de los enfoques tradicionales, que tienden a verlo aislado de su contexto cultural. Su hipótesis refiere que los petroglifos representan un sistema de comunicación gráfica capaz de transmitir significados mediante signos visuales integrados en su entorno paisajístico y social. Para abordar este planteamiento, adopta un marco teórico interdisciplinario con un enfoque que combina principios de semiótica, lingüística cognitiva, historia del arte, antropología y arqueología.

La metodología utilizada se destacó por su rigor y uso de tecnología para el registro de sitios y manifestaciones rupestres. Durante tres meses de trabajo de campo, Juszczyk y su equipo documentaron 275 rocas en 35 sitios con petroglifos, utilizando técnicas como la fotogrametría para crear modelos tridimensionales, GPS para georreferenciación y registros detallados en fichas. Este esfuerzo culminó en un catálogo de 704 páginas, que incluye fotografías, modelos 3D y dibujos métricos realizados en AutoCAD, constituyendo un recurso invaluable para futuras investigaciones.

Karolina Juszczyk destacó en su conferencia la importancia de considerar al centro-norte de Venezuela no como una región aislada, sino como un espacio dinámico dentro de un contexto más amplio que incluye las tierras bajas del norte de Suramérica y el circum-Caribe. Según sus observaciones, los petroglifos del centro-norte reflejan influencias gráficas y culturales provenientes de esos territorios. Este intercambio, resultado de migraciones y préstamos culturales, es evidente en las similitudes gráficas entre los petroglifos y los sistemas visuales de esas macrorregiones. Juszczyk subrayó cómo estas conexiones refuerzan la idea de que los petroglifos no solo eran expresiones artísticas locales, sino también parte de un entramado cultural mayor, lo que sugiere la existencia de redes de comunicación y adaptación cultural que enriquecieron la tradición gráfica amerindia de Venezuela.


En tal sentido, véase los resultados preliminares presentados que revelan patrones gráficos recurrentes, principalmente signos antropomorfos (384), zoomorfos (124) y otros (609). Uno de los hallazgos interesantes fue la conexión entre signos específicos como las espirales y su ubicación cerca de fuentes de agua. Asimismo, la identificación de estos signos en las prácticas gráficas de comunidades amerindias contemporáneas, estableciendo así un puente entre el pasado y el presente de estos grupos.

La arqueóloga destacó también la relevancia del entorno natural en su análisis de los sitios con petroglifos en el centro-norte de Venezuela, subrayando cómo el paisaje forma parte integral del significado de estas manifestaciones gráficas. Entre sus observaciones más notables se encuentra la frecuente asociación de las piedras grabadas con fuentes de agua, ríos o corrientes temporales. También señaló la presencia recurrente de plantas como el caruto (Genipa americana, cuyas frutas son utilizadas para producir pigmentos) cerca de rocas con huecos que podrían haber funcionado como morteros. Adicionalmente, observó patrones específicos como la ubicación de petroglifos en bordes de rocas que evocan la forma de serpientes en movimiento, y la aparición de puntos marcadores en proximidad a petroglifos decorados con mayor complejidad. Estas conexiones entre los petroglifos y su contexto natural no solo enriquecen su interpretación, sino que también destacan la integración simbólica de los elementos del paisaje en la cosmovisión de las culturas amerindias que los crearon.

En su análisis del entorno natural, Juszczyk introduce el método "análisis de los niveles de la superficie" como una herramienta clave para interpretar los petroglifos en relación con su entorno inmediato y extendido. Este enfoque, inspirado en estudios de semiótica y lingüística, establece tres niveles gráficos: el primero se centra en la superficie directa donde se encuentra el petroglifo, como bordes o caras de la roca; el segundo considera elementos naturales circundantes, como ríos o cauces de agua, que podrían estar conectados simbólicamente con los signos; y el tercero abarca elementos más amplios del paisaje, como árboles o características geográficas significativas. Este análisis permitió a la investigadora identificar correspondencias visuales, semánticas y funcionales entre los signos rupestres y su contexto, enriqueciendo la comprensión de cómo las sociedades amerindias pasadas integraron el paisaje en sus sistemas de comunicación gráfica.

Otro aspecto digno de destacar es la metodología implementada por Juszczyk en el análisis del signo en espiral de los petroglifos inventariados, basándose en un enfoque multidisciplinario que combinó análisis gráfico, iconográfico y contextual. El primer paso consistió en identificar y definir la unidad gráfica del signo espiral, destacando su repetición en distintas regiones del centro-norte de Venezuela y su presencia en otros territorios circuncaribeños y panamazónicos. Luego, aplicó un análisis iconográfico inspirado en la semiótica de Panofsky, investigando el posible valor semántico del espiral como símbolo de fertilidad y vida, a menudo relacionado con el caracol en las culturas amerindias. Finalmente, prevé integrar un análisis contextual en función de explorar la relación del signo con su entorno inmediato. Esta metodología permitió a Juszczyk establecer conexiones gráficas y culturales entre el uso del signo en tiempos pasados y su continuidad en prácticas amerindias contemporáneas, subrayando su relevancia como elemento transtemporal en la comunicación visual de pueblos y comunidades en el tiempo.

Finalmente, la arqueóloga concluyó su presentación señalando que su investigación estaría lejos de finalizar, quedando mucho por explorar. Entre las tareas pendientes destacó la necesidad de profundizar en la categorización de los signos, ya que hasta ahora ha trabajado con clasificaciones provisionales que requieren un enfoque más sistemático basado en teorías de la lingüística cognitiva, como la teoría del prototipo. También mencionó la importancia de investigar el valor semántico de los signos aún no analizados y de buscar correspondencias gráficas y culturales con materiales etnográficos contemporáneos. Además, enfatizó que queda pendiente un análisis más exhaustivo del paisaje en relación con las rocas documentadas, explorando cómo los elementos del entorno refuerzan el significado de los petroglifos. Juszczyk expresó su compromiso de seguir desarrollando estos aspectos, subrayando que cada nuevo análisis abre puertas a una comprensión más rica y profunda de estos sistemas de comunicación gráfica.

En síntesis, la investigación de Juszczyk se revela crucial para el estudio del arte rupestre venezolano, no solo por la amplitud de los datos recopilados, sino también por la profundidad de sus análisis e interpretaciones. Sus observaciones sobre el contexto paisajístico y sus propuestas para comprender los petroglifos como lenguajes visuales abren nuevas perspectivas para la arqueología y la antropología cultural. Además, su trabajo subraya la necesidad urgente de preservar estos sitios, algunos de los cuales ya han sido destruidos, destacando el valor de la documentación como herramienta para la conservación. Su conferencia es un testimonio inspirador del poder de la investigación interdisciplinaria para conectar el pasado y el presente, y una invitación a seguir explorando los misterios del arte rupestre venezolano con la misma pasión y dedicación. Quedamos atentos a sus avances investigativos y abogamos para que  instancias académicas y gubernamentales nacionales emulen el apoyo institucional y financiero que necesitan trabajos de esta naturaleza.  

Referencia: 

JUSZCZYK, KAROLINA (2024). Arte rupestre del centro-norte de Venezuela: la documentación moderna... y un poco más ;). Grupo de Extensión KUPAI UCV. Disponible: https://www.youtube.com/watch?v=Xxl_ZKm5lPE 


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