Lenguas, etnonimia, antroponimia y asientos indígenas tacarigüenses del siglo XVI


(Languages, ethnonimia, anthroponymy and indigenous Tacarigüense seats of the 16th century)

Páez, Leonardo
leopaezorama@gmail.com
Fecha de culminación: abril de 2018
Publicado en: Boletín Antropológico. Año 36. Julio - Diciembre 2018, N° 96. ISSN: 2542-3304 Universidad de Los Andes, Museo Arqueológico, Mérida, Venezuela. pp. 328-351.
Disponible: http://www.saber.ula.ve/bitstream/handle/123456789/45389/articulo4.pdf?seq uence=1&isAllowed=y

Resumen
A partir de datos emanados de fuentes histórico-documentales tempranas, se brindan aportes para la determinación de los grupos aborígenes que habitaron la región geohistórica del lago de Valencia (Venezuela) durante el siglo XVI. Específicamente, se compilan datos e informaciones relacionadas con las lenguas, la etnonimia, la antroponimia y los asentamientos indígenas al momento de la ocupación europea de esa región, con lo cual se establecen inferencias relacionadas con el contexto socio-cultural de estos grupos en aquel momento histórico.
Palabras clave. Lago de Valencia, siglo XVI, lenguas, etnonimia, antroponimia.
Abstract
From data emanating from early historical-documentary sources, contributions are provided for the determination of the aboriginal groups that inhabited the geohistorical region of the lake of Valencia (Venezuela) during the sixteenth century. Specifically, we compile data and information related to languages, ethnonymy, anthroponymy and indigenous settlements at the time of European occupation of that region, with which inferences are established related to the socio-cultural context of these groups at that historical moment.
Keywords. Lake of Valencia, sixteenth century, languages, ethnonymy, anthroponymy.

1. Introducción

Es importante advertir, inicialmente, lo complejo que resulta la determinación de los grupos aborígenes que habitaron la región geohistórica del lago de Valencia[i] y su contexto social y cultural al momento del llamado “descubrimiento y conquista” europea (s. XVI. Mapa 1). Son palpables las dificultades que se presentan para conocer las lenguas, los gentilicios, los antropónimos o la ubicación de los asentamientos indígenas, elementos que en los últimos tiempos han sido motivo de estudio sin lograrse resultados concluyentes.
Mapa 1. Ubicación aproximada de la región tacarigüense y sus paisajes culturales en el contexto del siglo XVI: 1) paisaje de valle inter-montano Occidental; 2) paisaje costero del Norte; 3) paisaje cordillerano Central; y 4) paisaje lacustre del Sur. Elaboración propia. 
De ello se deriva el problema de investigación tratado en este trabajo: cómo aproximarse al conocimiento de los grupos aborígenes tacarigüenses del siglo XVI y a su contexto social y cultural. Frente a esta interrogante se encuentra la insuficiencia y el carácter fragmentario de los datos, en su mayoría los que proporcionan los documentos coloniales. De manera que el lector encontrará en las próximas líneas un intento de compilación general de lo encontrado en las crónicas -esencialmente del dieciseiseno siglo- sobre las lenguas, los gentilicios, la etnonimia y los asentamientos indígenas de esa región, y, sobre la base de las evidencias encontradas, una serie de inferencias que pretenden establecer tentativamente un marco general del contexto social y cultural nativo de ese espacio temporal. Se espera con ello brindar aportes al conocimiento y comprensión de la etnohistoria tacarigüense.

2. Las lenguas

Posiblemente, la información más temprana sobre las lenguas tacarigüenses sea la señalada por el alemán Felipe de Hutten (1535), cuando hace alusión a comunidades indígenas tal vez alojadas en la comarca de Borburata por los límites del estado Falcón: “…(estos indios hablan) otro idioma [que los indígenas de Coro] (y son de) otra nación y son los eternos enemigos de los CACQUENCIOS…” (1988 [1535]: 350). Esta información, aunque debatible por lo incierto de la adscripción geográfica, tal vez muestre que la lengua de los habitantes aborígenes de la costa litoral carabobeña era disímil a la hablada por los arawak-parlantes Caquetíos[ii] del área falconiana.   

Acaso menos controversiales sean las alusiones del gobernador Juan Pérez de Tolosa[iii] (1546), referidas a indígenas que vivían al Este de la laguna de Tacarigua: “…a tres y quatro e a diez e a quinze leguas [de la laguna] ay yndios en mediana cantidad de nación caracas y de otras naciones…” (AHN, Signatura Diversos-Colecciones, 23, N.6, Folio 8). Asumiendo que el testimonio señale un recorrido expedicionario de Oeste a Este siguiendo los valles de los ríos Turmero, Aragua y Tuy[iv], los dos primeros asentamientos se habrían encontrado a 16,5 y 22 kilómetros[v] de la orilla Oriental del lago, coincidiendo entonces con la ubicación en territorio tacarigüense de los actuales poblados de Turmero y San Mateo.

Finalmente, en documentos fechados entre 1552 y 1553 emanados del recién fundado pueblo de Borburata[vi], se encuentra valiosa información sobre los grupos indígenas de la región. Allí, se manifiesta la existencia de las lenguas Guayquerí, Taguano y Caraca, las dos primeras habladas en la culata Occidental del lago de Valencia, valle de Chirgua y sectores intermedios, y la segunda al Este del poblado de Borburata, esto es, el litoral aragüeño y más allá (Ponce y Vaccari de Venturini, 1980). Asimismo, estos documentos sitúan en la región a un número reducido de individuos hablantes de lenguas no-tacarigüenses, trasladados forzosamente por los europeos desde sus lugares de origen (Ibíd.).

3. La etnonimia

Existen ciertas referencias tempranas, algo vagas, como la de Nicolás Federmann (1531), donde se alude a la presencia de europeos que habían llegado, según testimonios compilados entre los indígenas del río Coaheri (hoy Cojedes), ...“ en una casa grande sobre la misma agua que nos señalaban como el mar [y que se encontraban] en un pueblo pequeño de la nación Guaycaries, que estaba a dos días de camino de aquel lugar, en la orilla del mar o lago” (Federmann, 1988 [1557]: 208, 213). En base a esta información, pudiera especularse que el sitio donde se emplazaba el mencionado pueblo haya sido el área litoral tacarigüense.

Otra noticia temprana sobre gentilicios, igual de controvertible, se halla en un pasaje de la obra Elegías de Varones Ilustres de Indias (1589), fechada en 1543. Allí, se presume, está el inicio de una interesante polémica entre investigadores[vii] en relación a la supuesta existencia de una parcialidad denominada Tacarigua señoreando los predios Occidentales de la laguna:  

Y en un invernadero que tuvimos, / Después de vueltos a la serranía, / El uno, camarada de mi rancho, / Llamado Bernardino de Contreras, / Natural de Toledo, muchas veces / La disposición vista de la tierra, / Decía que poblásemos en ella / En un valle de los de Tacarigua, / Do la Nueva Valencia fue fundada / Muchos años después por Venezuela (En Pardo, Ibíd.: XXXIII-XXXIV). 

Algunos informes sobre etnónimos tacarigüenses, acaso de mayor credibilidad, se hallan de aquí en adelante, como los señalados en los documentos de Borburata (ya referenciados). Éstos ubican por la vertiente Norte cordillerana del litoral hoy aragüeño a los Chagaragotos, tal cual se entrevé en el Juicio de residencia al capitán Peralvarez (Ponce y Vaccari de Venturini, Ibíd). Con respecto a la sección Occidental tacarigüense, señalan a los Guayqueríes señoreando los valles lacustres del lago, ocupando a su vez el área litoral carabobeña y el valle de Chirgua (Ibíd.). Tal vez este grupo se extendía, formando una unidad, hasta el territorio del actual estado Cojedes, si se toma en cuenta lo dicho por Federmann sobre los indígenas que encontró en 1531 a orillas del Coaheri:  ...“llegué a dicho río, llamado Coaheri, encontré (...) cerca de seiscientos indios Guaycaries (...) Todas sus casas de pesquería están en la orilla del agua y allí hacen sus mercados (...) es sólo pescadora y es señora del agua” (Federmann, Ibíd.: 210).

Otros documentos del dieciseiseno siglo mencionan la presencia de los Meregotos en la culata Oriental del lago de Valencia (Actas del Cabildo de Caracas. En: Briceño Iragorry, 1943 I). Finalmente, la última referencia localizada indica la existencia de una parcialidad llamada Taguanos en el área costera carabobeña (ya referenciada), grupo étnica y lingüísticamente diferente a otros de la región (Ponce y Vaccari de Venturini, Ibídem).

4. Los antropónimos 

La información vinculada con la antroponimia tacarigüense resultó ser más sustanciosa en lo cuantitativo. En primer término, existe un reporte del cronista Castellanos sobre los indígenas que habitaban las riberas de la laguna de Tacarigua, aunque controversial por el contexto espacial y temporal en que supuestamente fue realizado[viii]:   

…Damos en Tacarigua, que es un lago / De siete leguas de circunferencia, / Con islas dentro, do los infieles / Tienen jardines, huertas y verjeles. / “Si quereis que sus nombres os declare, / Pues la memoria dellas no se escapa, / Son Patenemo [sic] y Aniquipotare, / Ariquibano, Guayos, Tapatapa: / Con otras, que si alguno las hollare, / Podria mejorar su pobre capa / Con el oro que tienen naturales / En joyas y preseas principales. (Parte I, Elegía IX, canto II. En: Castellanos, Ibíd.: 26).

Más adelante, durante la toma de posesión de la laguna de Tacarigua se menciona a Patanemo, don Diego y Naguanagua como los indígenas denominados “principales” que fueron “pacificados” junto a los demás individuos de sus respectivos asentamientos (Nectario María, 1967). Luego, los documentos de Borburata (1552-53) revelan a los principales Taguaxen y Patacare (Patagare, Guatacare o Guatacara) como habitantes de la comarca de la laguna de Tacarigua, junto a los indígenas Conuche, Aneque, Oroyma (u Orayma. Mujer), Peteque (mujer), Mauco, Guayapatare (acaso otra variante de Patacare), Tope, Guacario (Guacaroa o Guacarao), Yavromaco, Curamunxa, Pomue (Pomne, Pomie o Pamie, de segundo nombre Tetumo), Cureña, Beciano, Pequeroayma (mujer), Cueque, Caramay y Moroco (Ponce y Vaccari de Venturini, Ibíd.).

Otro testimonio presente en estos documentos muestra al principal Myne, junto a otros que vivían en su asentamiento o cercanos a él, llamados Guazina (Guacina o Guaxina), Moco, Chavrigoto (del asiento de Herubima), Tocure (Tacuro, Tacare o Tacure. Del asiento de Herubima), Guajara, Purooco, Carave (Carabi o Caribe), Paneyma, Guaymaxa (o Guanaymaxa), Payaca, Areca (mujer), Maracay (o Maricay. Mujer), Orocomay (u Orocamay. Mujer), Agaje (del asiento de Naguanagua), Carigoa y Faxara (Ibíd.). Otros principales son apuntados en ese relato, como Guaymara, Herubima, Oroyma, Heregoa y Toropini (Ibíd.). Asimismo, en otra sección se hace mención al principal Pascoto (Ibíd.).

En otros documentos se nombran habitantes de la sección Oriental tacarigüense, entre ellos a los principales Casco Quebrado[ix] (Castillo Lara, 1977) y Totoubtar y su grupo (AANH. Traslados. Tomo III-27. Ibíd.). Además, en legajos del siglo XVII vinculado a las encomiendas de La Victoria[x] (extremo Este de la cuenca del lago), se señalan a los principales Gonzalo Arima y Diego Tayzcaima (Ibíd.). Mientras tanto, en el litoral aragüeño son mencionados el principal Charayma y su hijo Charamaya, abuelo y padre de la cacica Isabel, madre a su vez del mestizo Francisco Fajardo (Oviedo y Baños, 1992 [1723]; Ayala Lafée, 1994-1996).

5. Sobre los asentamientos y su ubicación

En palabras de Nectario María (1967), Patanemo fue el indígena más influyente del lago de Valencia[xi] al momento de la colonización europea. Su lugar de residencia se ubicaba cercano a la laguna de Tacarigua, de acuerdo al testimonio del español Francisco Sánchez, como sigue: …“el asiento que se dice de Patanemo cerca de la laguna de Tacarigua”… (Nectario María, 1967: 342). Sobre el sitio exacto donde se ubicaba su asiento, los datos sugieren una factible relación con el lugar donde se fundó la encomienda y subsiguiente pueblo de doctrina de Guacara. Este planteamiento se sustenta en la existencia de un anterior asentamiento indígena en las tierras donde se fundó este poblado, tal como se evidencia en la documentación sobre la entrega en encomienda de...“unos indígenas localizados en terrenos que después ocupara el pueblo de Guacara”... (Lugo Escalona, 2008: 25), hecho sucedido en 1579 y que involucra a Juan González Morcillo[xii] (Ídem.). Pero también, antes de esa encomienda, se encuentra la información sobre la existencia del hato Patanemo, fundado por Alonso Díaz (uno de los primeros habitantes de la Nueva Valencia del Rey) en el repartimiento de tierras y encomienda de indios a él otorgados en el valle de Vigirima y su vertiente cordillerana (Ibíd.; Nectario María, 1970).  

Con respecto al principal Naguanagua, es posible ubicar su lugar de asentamiento a través de la toponimia regional, pues con su nombre se conoce a un centro poblado y a un municipio en las tierras regadas por el río Cabriales, entre la ciudad de Valencia y el piedemonte Sur de la cordillera de La Costa. Sobre el origen de este topónimo, vale decir que las fuentes documentales del siglo XVI son claras al asentar la existencia del principal Naguanagua, vocablo escrito con algunas variantes que en todo caso no producen variaciones significativas en su fonética (Ponce y Vaccari de Venturini, Ibíd.). 

Sobre el principal don Diego, y debido a su rápida conversión al cristianismo, se sospecha que éste haya sido el que “acogió” a Villegas y su hueste cuando la toma de posesión de la laguna (1547), acaso siendo su grupo el primero de la zona en claudicar a los términos del requerimiento redactado por este conquistador[xiii]. De ser así, es plausible suponer que la ceremonia de posesión se haya producido en el territorio por él señoreado, ...“sin contradicción de persona alguna”... (De Armas Chitty, 1983: 92), incluso con su colaboración. En consecuencia, sería lógico pensar que las tierras de este principal estuviesen ubicadas en la ribera Oeste de la laguna, sitio por donde entraría Villegas considerando su salida desde el joven asiento del Tocuyo (Nectario María, 1970). Estas presunciones permiten asociar a don Diego con el Guayos mencionado por Juan de Castellanos, pues, bajo este nombre se conoce actualmente a un poblado cercano a la orilla Occidental del lago, capital del municipio homónimo. Esto situaría su espacio territorial en las tierras bañadas por el curso medio y bajo del río San Diego-Guayos.

En cuanto a Aniquipotare y Ariquibano, mencionados por Castellanos, el asunto se torna más confuso, en vista de la ausencia de datos en los documentos y la pérdida de sus voces en la toponimia regional. Tal vez ellos y sus asentamientos tuvieron una efímera influencia o permanencia luego de la colonización europea. Probablemente estos indígenas y su grupo estuvieron en la lista de “pacificados” de Villegas en su toma de posesión del cuarenta y siete, aunque sus nombres no se señalen en la documentación de la época. Pero además, teniendo la información que sus asentamientos se situaban a orillas de la laguna, y tomando en cuenta la ubicación tentativa de las aldeas de Guayos y Patanemo, quizá éstos se emplazaban al Este de los territorios ocupados por estos principales, esto es, en las tierras bañadas por los ríos Ereigüe, Cura y Mariara, (municipios San Joaquín y Diego Ibarra del estado Carabobo).

Más imprecisos son los datos para con otros indígenas principales, presumiblemente ubicados en la culata Occidental tacarigüense, resultando embarazoso ubicar sus emplazamientos. Entre ellos está el caso del principal Myne, cuyo asiento, dicen las fuentes, se localizaba en un valle de nombre Aneta, topónimo actualmente desaparecido de la geografía tacarigüense (Ponce y Vaccari de Venturini, Ibíd.). Quizá este valle se encontraba cercano al territorio de Naguanagua, de acuerdo al testimonio de Juan Domínguez Antillano durante la querella suscitada por la muerte de dos cristianos en esa aldea (Ibíd.). Igual situación se presenta con los principales Taguaxen y Patacare, cuyas aldeas eran vecinas en la “comarca de la laguna de Tacarigua”, pero sin mayores datos como para determinar con exactitud sus sitios de emplazamiento (Ibíd.). La circunstancia es diferente con Conopoyare, existiendo referencias que lo ubican en el valle de Chirgua: ...“casa del principal conopoyare en chiroa (…) el rrepartimiento de rrodrigo pareja en conopoyare”... (Ibíd.: 273, 275). No así con Heregoa, Toropini, Herubima y Guaymara, voces que tampoco sobrevivieron en la toponimia regional pero cuyos asentamientos tal vez se habrían situado aledaños al valle de Aneta y Naguanagua, tal vez entre éstos y el valle de Chirgua (Ibíd.).

El caso del asiento de Oroyma (indígena principal mencionado en los documentos de Borburata) merece especial atención, pues estaría mostrando los posibles vínculos o filiaciones de los grupos tacarigüenses con parcialidades ubicadas al Occidente de la región. Pues, las evidencias sugieren que su aldea se habría ubicado al Oeste del valle de Chirgua, acaso en las montañas de Canoabo, alejadas éstas alrededor de seis leguas -en línea recta- del Noroeste lacustre, tal cual señalan los documentos (Ibíd).

Con respecto a los asientos de Taguaxen, Patacare, Heregoa, Toropini, Herubima y Guaymara (todos sin ninguna referencia en la toponimia regional), su ubicación tentativa en los estribos montañosos localizados entre el valle de Chirgua y el valle de Naguanagua se sustenta con la interpretación del contexto espacial y temporal relacionado con los documentos de Borburata (Ibíd.). Este contexto está vinculado con la vida de los primeros colonos europeos tacarigüenses, entre 1552 y 1554, lapso de tiempo en que sus intereses se concentraron en explotar las minas auríferas de Chirgua, actividad que esperaban trajera prosperidad a la recién fundada ciudad de Borburata (Nectario María, 1967).

Para la sección Oriental tacarigüense, los documentos mencionan la ubicación de dos asientos: el de Tapatapa y el de Pascoto. Del primero, puede inferirse su ubicación por su pervivencia como hidrotopónimo en las tierras contiguas a la vertiente Oriental de la península La Cabrera (Castillo Lara, Ibíd.), lo que coloca este asiento en las cercanías de la desembocadura en el lago de Valencia del actual curso de agua que se conoce con ese nombre. La ubicación del asiento de Pascoto se sustenta en la explícita alusión al valle de Turmero, lo que sugiere su emplazamiento en las tierras donde actualmente se halla la ciudad de Turmero, al piedemonte de la Cordillera de la Costa (Ponce y Vaccari de Venturini, Ibíd.). Este asiento de Pascoto, por cierto, tal vez se encuentre asociado al citado reporte del gobernador Pérez de Tolosa sobre la presencia de indígenas en mediana cantidad a tres leguas (16,5 kilómetros) al Este de la laguna. Cabe señalar de este reporte un tercer asentamiento a cuatro leguas (22 kilómetros) de la orilla del lago, sin reseñas en cuanto a su nombre y adscripción étnica, pero que quizá fije una conexión con el actual poblado de San Mateo.

Otros posibles asentamientos se infieren en los documentos consultados, como el coligado al principal Casco Quebrado, por los límites orientales de las tierras del lago (Probanza de Méritos de Sancho del Villar. 1590. En: Castillo Lara, Ibíd.). Igualmente, se encuentra el nombre del principal Totoubtar y su grupo como habitantes de la culata Oriental de la laguna (AANH. Traslados. Tomo III-27. Ibíd.). Además, están los principales Gonzalo Arima y Diego Tayzcaima como habitantes del valle de Purica, Aragua (Ibíd.), mención que los ubica en las cercanías del valle de Turmero.

Entretanto, por la costa aragüeña se encontraba el asentamiento del principal Charayma y su hijo Charamaya, deducible por fuentes documentales del dieciséis y posteriores a él. En efecto, el cronista Oviedo y Baños (Ibíd.: 127) plantea que doña Isabel, la cacica guayquerí de la isla de Margarita, era ...“nieta de un Cacique, llamado Charayma; del valle de Maya en la provincia de Caracas, nombre con que (...) fue conocida desde el principio de su descubrimiento aquella parte de tierra”. Bajo el nombre Maya se define actualmente a una localidad, un puerto y un río de la zona costera Central, limítrofe entre los actuales estados Vargas y Aragua (Acevedo, 2005), factiblemente el sitio de emplazamiento del mentado valle de Maya del siglo XVI, esto es, las tierras del cacique Charayma y su grupo. En relación con Charamaya (hijo de Charayma y padre de Isabel), Ayala Lafée, fundamentada en los estudios de Enrique Otte (1977), cita un documento del Archivo General de Indias con fecha 2 de julio de 1529, que dice: “Doña Isabel, cacica del Valle de la Margarita, hija del Cacique Charamaya” (Ayala Lafée, Ibíd.: 63). De que el cacique Charamaya era hijo de Charayma -y, por tanto, habitante de la costa aragüeña-, Ayala Lafée lo explica por la etimología del vocablo y por los patrones de residencia matrilocal que regían las uniones maritales de los grupos “Caribanos” (Ibíd.).

5. Notas finales

De acuerdo a los datos e informaciones presentadas, para el siglo XVI la región tacarigüense estuvo habitada mayormente por grupos de lengua Guayquerí y Caraca, de la familia lingüística Caribe de la costa. Se evidencia una marcada y definida ocupación espacial de ambos contingentes lingüísticos, Guayquerí en la sección Occidental y Caraca en la Oriental, acaso explicada por la topografía regional y por los contextos históricos que envolverían la llegada y asentamiento de estos grupos a la región.

Se insinúa entonces la posibilidad que parcialidades Guayqueríes y Caracas hayan conformado diferenciados bloques de dominio territorial, lo que pudiera explicar las disímiles actitudes que tomaron los indígenas de las secciones Occidental y Oriental tacarigüense frente a la pretensión totalitaria-esclavista europea del siglo XVI. Ciertamente, mientras que los primeros optaron como estrategia de sobrevivencia la entrega de la soberanía a través de la sumisión pactada, los segundos prefirieron la lucha armada como defensa de su territorio y de sus libertades individuales y colectivas (véase AHN, Signatura Diversos-Colecciones, 23, N.6, folio 8; De Armas Chitty, Ibíd.; Nectario María, 1967; Ponce y Vaccari de Venturini, Ibíd.; Nectario María, 1945; Castillo Lara, Ibíd; Ayala Lafée, Ibíd.).

La distinción lingüística de cada sección se manifiesta en la etnonimia, con la presencia de parcialidades Guayqueríes ocupando costa carabobeña, culata Occidental del lago y montañas y valles de Guataparo y Chirgua (y acaso más allá), quizá fraccionadas en sub-grupos cuyos denominativos pasaron inadvertidos en las crónicas de la época. Para la sección Oriental se reportan comunidades Chagaragotos y Meregotos, en tanto que sub-grupos Caraca, las primeras en el área costera aragüeña y las segundas en los valles de la culata Este del lago de Valencia. De acuerdo a los datos compilados, los Meregotos abarcaban el territorio comprendido por las micro-cuencas de los ríos Turmero y Aragua, ocupando entonces buena parte del área Oriental de la cuenca valenciana (Castillo Lara, Ibíd.). Por su parte, los Chagaragotos son mencionados habitando la “costa arriba” del pueblo de Borburata, dominando el área costera aragüeña y más allá, si se consideran las cuarenta leguas (220 kilómetros) que alude Perálvarez en su memorial (Ponce y Vaccari de Venturini, Ibíd.). Esto estaría en mediana consonancia con lo dicho por Oviedo y Baños (Ibíd.) cuando señala la presencia de Chagaragotos en la circunferencia del valle de San Francisco, actual valle de Caracas.

Es posible que estos gentilicios hayan sido apenas una fracción de los tantos Caribe-hablantes asentados, tal vez existiendo, como ya se ha comentado, sub-grupos con particulares auto-denominativos que no fueron compilados en su oportunidad. Aún más: no debe descartarse la presencia de ciertas parcialidades de lengua no-Caribe, si se toma en cuenta la mencionada relación de Pérez de Tolosa y los ya aludidos y enigmáticos Taguanos. 

Para las tierras llanas de la culata Occidental del lago, se ha propuesto la ubicación de las aldeas Guayos (don Diego), Patanemo, Naguanagua, Aniquipotare y Ariquibano, asociadas, en el mismo orden, con los actuales poblados de Los Guayos, Guacara, Naguanagua y -acaso con mayor riesgo de imprecisión- con los predios o cercanías de San Joaquín y Mariara. Para la culata Oriental se insinúa el asentamiento de Tapatapa (cercano a la desembocadura del río homónimo), de Pascoto (asociado al actual pueblo de Turmero) y otro de nombre no mencionado en las fuentes, quizá localizado en las tierras del actual poblado de San Mateo. Es posible también -no obstante haber quedado en el anonimato documental del dieciséis-, la existencia de otro asentamiento dominando la ruta Sur-Este hacia los llanos guariqueños, acaso relacionado con el actual pueblo de Cagua (mapa 2).
Mapa 2. Posible ubicación de los asentamientos indígenas de la cuenca valenciana del dieciseiseno. Elaboración propia.
Los territorios de los asentamientos aludidos -a excepción de Naguanagua-, posiblemente tuvieron bajo su jurisdicción las islas del lago inmediatamente contiguas a sus áreas espaciales de influencia[xiv], usufructuándolas como sitios de habitación o como áreas de cultivo y/o rancherías para la pesca lacustre. Todos estos emplazamientos residenciales, situados estratégicamente en las tierras llanas lacustres, factiblemente arribaron al siglo XVI como reminiscencia del antiguo patrón de asentamiento aborigen desarrollado en la región antes del período de contacto europeo. Esto puede explicarse por la estratégica y substancial ubicación espacial de estos asientos dentro del territorio lacustre, a saber: 1) Patanemo dominaba el principal camino trasmontano de origen precolonial (el de Vigirima-Patanemo) que comunicaba la zona litoral carabobeña con la culata Occidental del lago; 2) Naguanagua se situaba en la entrada más Noroccidental de la depresión lacustre, aquella en la que confluyen tres caminos que comunican a la zona costera y el valle de Chirgua, y de allí a la serranía de Nirgua; 3) Guayos se ubicaba en un punto neurálgico de las comunicaciones hacia los sectores Sur y Suroeste del lago, o dicho más concretamente, hacia la actual zona de Güigüe y el valle del río Pao, y más lejos, hacia los llanos cojedeños; 4) Aniquipotare y Ariquibano dispondrían de los pasos trasmontanos hacia la costa de Turiamo y Ocumare, y la culata Oriental del lago, donde 5) se encontrarían Tapatapa en primer lugar y más allá Pascoto, dominando éstos la ruta que continuaba hacia el hinterland caraqueño al Este y los pasos cordilleranos de la costa aragüeña entre Choroní y Puerto Maya (mapa 3).
Mapa 3. Reconstrucción aproximada, según los datos a disposición, de los territorios de influencia de algunos de los indígenas principales de la cuenca del lago de Valencia durante su toma de posesión por Juan de Villegas en 1547. Elaboración propia. 
Confirmar el origen de estos asientos en la época precolonial supone el acopio de mayor información, en especial aquella que pudiera aportar la disciplina arqueológica. Queda también la interrogante sobre las causas que truncaron la transformación a topónimo de la voz Patanemo en el área lacustre, aunado a la preferencia de Guacara como designación del pueblo de doctrina en el territorio presumiblemente ocupado por este indígena principal. En este sentido, es importante destacar el señalamiento de Nectario María (1970) sobre la ubicación del antiguo hato Patanemo, a dos leguas y media (13,75 km si se asume la legua castellana equivalente a 5,5 km) de la Nueva Valencia del Rey por el camino a Borburata, distancia que actualmente separa la plaza Bolívar de Valencia con la entrada Oeste de Guacara (mapa 4).
Mapa 4. Determinación espacial del hato Patanemo utilizando la aplicación arcgis. Nótese que la distancia de 2,5 leguas (13,75 km) de separación entre esta unidad de producción y la Nueva Valencia del Rey es concordante con la distancia que separa el actual casco central de Valencia de la entrada Oeste del poblado de Guacara. Elaboración propia sobre mapa de arcgis. com

Al parecer, los asentamientos del área litoral carabobeño (factiblemente Guayqueríes por el relato de Federman de 1531, antes mencionado) no habrían resistido los constantes embates de las huestes esclavistas de primera mitad del siglo XVI, motivo por el cual son nulos los reportes no obstante conocerse la existencia de una importante explotación de sal en la zona, posiblemente remontada a tiempos precoloniales tempranos, desbaratada por los europeos en la primera mitad de ese siglo (Vila en Antczak y Antczak, 2006). Tal vez, el principal Patanemo y su grupo, por estas razones sugeridas, cambiaría definitivamente su residencia del área costera a la otra banda cordillerana, localizándose allí al momento de la toma de posesión de Villegas. De que este indígena ostentaba una importante autoridad en el litoral carabobeño se sustenta en la existencia actual de un centro poblado, una parroquia, una ensenada, una punta y un río, todos llevando su nombre[xv] (Esté et al., 1996).


Para el caso del litoral aragüeño, se reporta el asentamiento de Charayma, relacionado con el actual poblado de Puerto Maya, ejerciendo éste factiblemente el control de las comunicaciones y productos marinos del área Centro-capital y más allá, demostrado por las conexiones parentales mantenidas con los grupos Guayqueríes de la isla de Margarita.

Por su parte, la presencia de aldeas en lugares abruptos de montaña, tal cual los casos de Taguaxen, Patacare, Herubima, Guaymara, Heregoa y Toropini, ubicadas de manera tentativa en el paisaje de valle inter-montano Chirgua-Guataparo de la sección Occidental tacarigüense (incluyendo el asiento de Oroyma, más allá de estos límites), denotaría el posible nuevo patrón de asentamiento adoptado como forma de resguardo frente a las pretensiones esclavistas de los europeos. Lo mismo pudo haber ocurrido en la sección Oriental, aunque no documentado, donde un grueso de la población apostaría por ubicar sus sitios habitacionales en áreas montañosas de difícil acceso, incluso fuera de la región, como pudo suceder gracias a las ausencias de barreras socio-culturales y políticas con los habitantes de la región Capital (Antczak y Antczak, Ibíd.). 

La sugerida ubicación del asiento de Oroyma en las montañas de Canoabo, supondría un caso de potencial filiación socio-política y cultural de los Guayqueríes tacarigüenses con aquellos ubicados en esa sección de la cordillera de La Costa. Pero, a su vez, conlleva reponder si los indígenas de esa zona habrían sido también Guayquerí-hablantes o, en todo caso, parlantes de otra variante dialectal Caribe, con lo cual, de ser así, se ampliarían los límites geográficos de la región tacarigüense del dieciséis, como también del área de influencia de la lengua Caribe de la costa.

Debido igualmente a la falta de obstáculos idiomáticos y culturales infranqueables, es factible que los habitantes de las secciones Occidental y Oriental tacarigüense, tanto de la costa como de la tierra adentro, lograran una forma de coexistencia pacífica antes del arribo europeo (nexos socio-políticos y económicos), tal vez salpicada con algunos episodios hostiles. Sin embargo, las relaciones interétnicas, si existieron, no fueron capaces de producir una efectiva confederación para la defensa de la soberanía territorial frente a la pretensión colonizadora europea, lo que suma evidencias a favor de la insinuada diferenciación de los devenires históricos de estos colectivos en tiempos precoloniales. Sin embargo, por ahora, no hay forma siquiera de hilar un discurso tentativo sobre estas tramas, en especial si los grupos serían de alguna manera descendientes de las antiguas sociedades tacarigüenses precoloniales, aquellas que produjeron y usufructuaron los objetos y vestigios arqueológicos (cerámica, arte rupestre, terraplenes artificiales de tierra) que profusamente se han documentado en la región.

Por otro lado, es posible que ambas secciones geográficas mantuvieran vínculos socio-económicos y/o políticos, e incluso religiosos, dentro de una determinada esfera de interacción que, para el caso Occidental, quizá abarcaba los valles altos carabobeños, macizo de Nirgua y valle del río Yaracuy, además de la cuenca alta del río Pao hasta su empalme con los llanos de Cojedes. Para el caso Oriental los lazos apuntarían hacia la cuenca alta y media del río Guárico y el llamado hinterland caraqueño o región Capital, incluso más allá si se toman en cuenta los nexos parentales y posiblemente socio-políticos y económicos mantenidos con los grupos Guayqueríes de la isla de Margarita.

Por último, no debe soslayarse la información sobre la localización de un grupo lingüístico no-Caribe en el área litoral carabobeño, el Taguano, quizá alguna variante reminiscente del Maipure-Arawak que en la época precolonial se hablaba en la región. Empero, y en contrapartida, quizá se trate de ciertos individuos que se encontraban en las salinas de Borburata cumpliendo sus labores de servicio como encomendados, y cuyo territorio de origen tal vez se localizaba fuera del contexto espacial tacarigüense. No debería descartarse esta última eventualidad, en tanto se sabe que muchos de los europeos que fueron a poblar Borburata llevaron consigo sus indígenas encomendados, originarios del área de Quíbor y El Tocuyo, actual estado Lara (Juicio de Residencia al gobernador Juan Pérez de Tolosa y el Teniente Juan de Villegas. En Ponce y Vaccari de Venturini, Ibíd.). No obstante, se dice que tales indígenas eran Caquetío y Coyón, los primeros Maipure-Arawak y los segundos hablantes de la familia Ayoman-Gayón (Rivas, 1989 Tomo I). En todo caso, y siguiendo la posibilidad de que hayan sido un grupo encomendado extra-territorial, llama la atención el parecido del vocablo Taguanos con el topónimo Taguanes, nombre actual de una localidad emplazada a siete kilómetros al Noreste de Tinaquillo, en el municipio Falcón del estado Cojedes (Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables, 1993), cercana a los límites Nororientales con el estado Carabobo. 

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Notas




[i] O región tacarigüense, como en adelante se llamará aquí, en honor al nombre indígena del lago de Valencia a la llegada de los europeos. De acuerdo a los datos obtenidos en este estudio, se asume que en el siglo XVI esta área geográfica abarcaba una extensión aproximada de 4.500 km2 de la zona Centro-septentrional de Venezuela, integrada por cuatro paisajes culturales claramente diferenciados: un paisaje costero al Norte, constituido por la zona litoral de los estados Carabobo y Aragua; un paisaje cordillerano al Centro, comprendido por el tramo de la cordillera de La Costa que pasa por el estado Aragua y por los municipios Puerto Cabello, Diego Ibarra, San Joaquín, Guacara, San Diego y Naguanagua del estado Carabobo; un paisaje lacustre al Sur, compuesto por la depresión del lago de Valencia; y un paisaje de valle inter-montano Occidental, ubicado en los valles de Chirgua y Guataparo y áreas montañosas vecinas (municipios Valencia y Bejuma del estado Carabobo).
[ii] Los Caquetíos (los Cacquencios de Hutten), grupos de filiación lingüística Arawak que principalmente ocupaban para el siglo XVI los actuales estados Falcón, Lara y Yaracuy (Strauss, 1993 [1992]).
[iii] El licenciado Don Juan Pérez de Tolosa, fue nombrado Gobernador y Capitán General de la Provincia de Venezuela por Real Cédula de 12 de septiembre de 1545, ejerciendo el cargo entre 1546 y 1549 (Sucre, 1964).
[iv] Pensando se trate de una entrada expedicionaria, hasta ahora inédita, realizada por habitantes de la llamada provincia de Venezuela por el Oeste del lago de Valencia, siguiendo hacia el Este del territorio lacustre por las tierras llanas. Se asume que Tolosa (Ibíd.) alude a los indígenas de la culata Oriental pues antes menciona a los habitantes de las islas de la laguna. También, en consonancia con otras fuentes documentales que ubican las parcialidades Caracas en la hoy región Capital.
[v] Tomando en cuenta la legua castellana equivalente a 5,5 kilómetros (Garza Martínez, 2012).
[vi] El pueblo de españoles de Borburata fue el primer asentamiento europeo en suelo tacarigüense, fundado el 24 de febrero de 1548 por Juan de Villegas en el litoral del actual estado Carabobo (de Armas Chitty, Ibíd.).
[vii] Consúltese Marcano, 1889 [1971]; Hernández de Alba (1948); Manzo, 1981; Idler, 2004; entre otros.
[viii] Según Pardo (Ibíd.), Castellanos arribaría a las Indias en 1539, por lo que difícilmente habría sido testigo de la aquí relatada descripción del español Velázquez sobre los indígenas tacarigüenses, supuestamente dichas durante la expedición de Diego de Ordaz en 1532 por el río Uyapari (Orinoco). 
[ix] Posiblemente la traducción al español del nombre, una rareza en los antropónimos documentados del dieciséis tacarigüense.
[x] Lo que ubica estos documentos posteriores a la fundación del pueblo de doctrina de La Victoria en la segunda década del siglo XVII. 
[xi] Habría que puntualizar de su sección Occidental.
[xii] Refiere Lugo Escalona (Ibíd.) que ésta sería la primera alusión al término Guacara, vinculada entonces a esta encomienda, voz que se perpetuó a través de la toponimia.
[xiii] Para mayor información sobre el requerimiento de Villegas, véase Morales Mendez, 1991.
[xiv] De acuerdo a las ya citadas referencias del cronista Castellanos y la relación de Pérez de Tolosa.
[xv] Además de ello, según Asdrúbal González, otrora cronista de Puerto Cabello, el curso de agua donde en la época Colonial se construyó el famoso puente del camino de los españoles o de San Esteban, ubicado en las cumbres cordilleras, ...“aparece en los documentos como quebrada Patanemo” (2008: 210). También, en un documento fechado en 1803 referido a la compra de una posesión de tierras en Vigirima, se lee sobre sus linderos: ...“midiendo de las casas viejas de los Aulares Martínez de Villalobos, para arribar cien varas desde esta distancia hasta la Serranía de Patanemo y Turiamo, Valles de la Costa del Mar”... (Fuguett, 1982: 538).

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