Piedra Pintada: ¿Patrimonio de quièn?

A través de los habitantes de Tronconero, pequeña comunidad del valle de Vigirima en la que se ubica el llamado Museo Parque Arqueológico Piedra Pintada, hemos recibido unas imágenes fotográficas, las cuales hablan por sí solas. Las mismas corresponden al mes de diciembre del año en curso (2017) y muestran el estado de abandono en que se encuentran las instalaciones del Centro de Interpretación de esta institución y sus alrededores, dejando entrever la desidia que los entes competentes (léase Gobierno de Carabobo, Instituto Nacional de Parques y/o Instituto del Patrimonio Cultural, entre otros) manifiestan hacia la gestión, preservación y puesta en uso y valor de este -en el papel- importante sitio patrimonial. 

De acuerdo a la información suministrada por los lugareños, el deterioro del sitio arqueológico (convertido en institución museística) se ha venido gestando paulatinamente en los últimos años, sin que nadie, incluyendo a los propios habitantes de la comunidad, se preocupe en revertirlo. En ese tiempo ha sido poca la afluencia de visitantes, en tanto la nula o insuficiente oferta turística que ofrece la institución, resumida en un limitado (en cuanto a número y equipamiento) cuerpo de guías que, de martes a viernes y a duras penas brindan a los visitantes un fraguoso recorrido por las doce hectáreas al aire libre que posee el museo. Y es que la maleza, los incendios forestales, la falta de vigilancia (seguridad) y de áreas de cantina (para hidratación y refrigerio), entre otras ofertas y servicios turísticos e infraestructurales, disipan todo interés por visitar o conocer el espacio, aunado a una total carencia de promoción y difusión que permita despertar el interés en su visita. 

Resulta entonces un hecho vergonzoso que los valores culturales e históricos nacionales, representados en los cientos de rocas grabadas con signos o imágenes visuales y demás construcciones pétreas que perviven en el "museo parque arqueológico" Piedra Pintada, en tanto muestra del acto creador de las pretéritas comunidades aborígenes que habitaron la región geohistórica del lago de Valencia, se vean despreciados, echados al abandono, condenados a la indiferencia. Pues, se sabe que la activación de estos valores bien pudieran servir de herramienta de desarrollo económico y social, lo primero a través del apuntalamiento de un turismo cultural y lo segundo en función del reconocimiento y aprehensión de un pasado que contribuya al afianzamiento de la identidad y de la cohesión social. 

En fin, los dejamos con las imágenes que hablan por sí solas.
















Comentarios

  1. Entonces tomemos ese lugar arreglemelos y trabajemos desde allí cuando nos reunimos??

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